El tatú carreta es el más grande de los armadillos vivos, también conocido como “tatú guazú” en guaraní, “cuspa” en quichua, “etopinic laté” en mocoví. Tiene extremidades musculosas y uñas potentes que le permiten cavar en suelo firme para armar su madriguera, y el olfato es su sentido más desarrollado. Su caparazón está formado por piezas con movilidad suficiente para transformarse en una masa redonda y acorazada.Este movimiento de cerrar-abrir nos remite a los vocablos griegos Lethé y Alétheia, y su relación con el saber. Mientras que Lethé significa “olvido” o “encubrimiento”, Alétheia es traducida como “verdad” o “des-ocultamiento”. Producimos verdades, formas de acercamiento a la interpretación de la realidad, a partir del recuerdo, desocultando lo olvidado, mostrando lo invisibilizado.