Espacio de activación de paneles gráficos para la formación en muchas, y conectadas, herramientas de investigación colaborativa. Trabajamos a partir de un cruce entre nuestra propuesta y las inquietudes que traen lxs participantes. Iniciamos el proceso definiendo el territorio y la temática, luego se elaboran las categorías y se dibujan los íconos. Con esa base comienza un proceso de investigación organizado en multiplanos.

Con la práctica del mapeo colectivo aprendimos que necesitamos mapas para trazar nuevos caminos, desmenuzar relatos hegemónicos y orientarnos, para leer el mundo estratégicamente e interpretarlo. Hoy, las tecnologías de control en tiempos de la posverdad son muy distintas a las de otras épocas, y precisamos de un nuevo herramentario para analizarlas y visibilizarlas en espacios de trabajo colectivo. El avance del fascismo y las nuevas derechas, junto a la diseminación y arraigo de una catarata de sentidos comunes en nuestras sociedades (racismo, machismo, clasismo), están haciendo mella en las tramas fraternas y en las formas de “hacer sentido” comunitario.

Nos parece imperioso que este tipo de formatos de construcción colectiva de conocimiento crítica, se extiendan. En ese sentido, en los últimos años hemos conformado espacios de formación para poder transmitir a otrxs nuestra mirada y metodología de trabajo. A partir de la experimentación con diversos formatos, hemos unificado en un panel gráfico de trabajo diversos dispositivos, para que cada participante pueda crear un proyecto de investigación territorial.

El taller inicia con una descripción del recorrido creativo que vamos a realizar durante el proceso, que puede extenderse entre uno y cuatro días. A este primer paso —nunca exento de cierto abrumamiento por parte de lxs participantes, enfrentados a lo que parecería ser un tremendo reto a resolver en poco tiempo—le sigue una serie de lineamientos donde planteamos la importancia de “dejarse llevar”, tanto por lo detonado a partir de estos estímulos reflexivos, como por lo que vaya surgiendo en la dinámica propia de trabajo (el panel puede ser completado de forma individual o en grupo, si es que ya está conformado el equipo de trabajo).

Lxs participantes deben seleccionar y dibujar un territorio específico, y establecer cuál será la temática o temáticas de interés para desarrollar la futura investigación colaborativa. Esto ocupa una buena cantidad de tiempo, porque territorializar los deseos que cada unx tiene y darles materialidad, nos enfrenta a los límites y las posibilidades de nuestro hacer.

A partir de las temáticas seleccionadas, deben señalar qué categorías las componen, y esto lo dinamizamos mediante un ejercicio simple. Luego viene el paso de dibujar iconografías para cada una de esas categorías, lo cual se resuelve a partir de algunos consejos y tips que brindamos. Con esta base ya definida, el trabajo comienza a fluir con mayor rapidez.

Otras de las dimensiones de trabajo dentro del panel, tiene que ver con la temporal. En las líneas concéntricas se trabajan tanto los hechos históricos y las políticas estatales más generales pero con impacto en el territorio, como aquellas prácticas, proyectos y sucesos de raíz local, incluyendo los realizados y los que se proyectan como un deseo o proyecto a futuro. Lo temporal puede incluir una cronología más amplia y estructural, y un arco más coyuntural, bien ligado al territorio. La delimitacion de estas temporalidades, depende de los objetivos planteados y puede abarcar décadas, referir a estaciones, al día/noche, e incluso recortarse sobre hitos o tomar solo unos días.

Luego lxs participantes eligen con qué dimensión continuar: cuerpo-territorio o paisaje. El trabajo sobre los cuerpos incluye una dimensión del placer y otra del displacer. Pero antes de comenzar, es importante definir el punto de vista: ¿de quién es ese cuerpo? ¿es individual o colectivo? etc. Trabajamos desde una pedagogía feminista que cuestiona los roles de género y la autoridad patriarcal, y hay una reivindicación de la experiencia corporal, desde donde se profundiza la reflexión sobre los discursos y prácticas hegemónicos, y el efecto de las tecnologías de control en las subjetividades.

Respecto al paisaje, puede dibujarse o construirse mediante collage de fotos, o una combinación de ambas. Su realización termina de enmarcar los planos sensoriales y perceptivos del cuerpo trabajado. Puede referir a un paisaje real (paradigmático, de denuncia), o a uno imaginario, un territorio de deseo.

Ambos ejercicios deben llevarse de manera separada al del territorio geográfico, y brindarles el tiempo que sea necesario. Para finalizar, lxs participantes deben colocar un título al proyecto y escribir un párrafo que justifique la perspectiva de análisis, los temas y el territorio.

Con esta dinámica de formación, lxs participantes definen un proyecto de investigación colaborativa, construyendo una mirada general sobre el territorio que les permite: sondear dudas y posibles limitaciones, descubrir perspectivas no contempladas previamente, organizar la información ya disponible para así poder cotejarla, y ponerla en discusión, con las voces del territorio.

Hay que tener en cuenta que hay tantas formas de mapeo como mapeadores. Y que cuando llegamos al territorio, no lo hacemos con este panel (solo nos sirve como una instancia previa a la investigación colaborativa). A partir de la realización de su proyecto en el panel —y en base a las características del territorio en cuestión y a la participación de sus agentes sociales— cada participante tiene facilitada la tarea de definir qué dimensión (espacial, temporal, corporal o de paisaje) es la más pertinente para empezar trabajar, y en qué orden continuar para alcanzar los objetivos planteados.